miércoles, 22 de marzo de 2023

La magia de Bojacá

 

Bojacá.

Un pueblo encantador en Colombia, donde la tranquilidad reina en cada esquina. Entre semana, el silencio se apodera del lugar, las calles parecen desiertas, solo se escucha el murmullo del viento, el tiempo parece detenerse, el ritmo de vida es pausado, las horas transcurren sin prisa, es un lugar para el descanso, para desconectar del ajetreo de la ciudad, para conectar con la naturaleza y con uno mismo.


Pero cuando llega el fin de semana, el pueblo cobra vida, las calles se llenan de gente, los comercios abren sus puertas, el sonido de la música y la risa se escucha en cada rincón, es una explosión de alegría, de reencuentros, de nuevas amistades. El ambiente es festivo, el pueblo se transforma en una fiesta continua.

La magia de Bojacá radica en su dualidad, en la capacidad de ser un lugar de paz y quietud, pero también de diversión y algarabía, es un pueblo que te invita a sentir, a vivir el momento, a disfrutar de la vida, te muestra que la felicidad no está en lo que se posee, sino en lo que se vive, en los momentos que se comparten, en las experiencias que se acumulan.

Si visitas Bojacá, te encontrarás con una comunidad cálida y acogedora, que te recibirá con los brazos abiertos y te invitará a conocer sus tradiciones, su cultura, su historia, un pueblo lleno de vida, de colores, de sabores, de aromas, que te enamorará con su sencillez y su autenticidad.

Bojacá, un lugar donde el tiempo se detiene y el corazón late con fuerza, un lugar que te enseña que la vida se vive en los contrastes, en los momentos de soledad y en los momentos de compañía, en la calma y en la agitación. Un lugar que te deja un recuerdo imborrable, que te hace querer volver una y otra vez.


     

la gente que viene a Bojaca los fines de semana vienen a misa, ya que es un pueblo conocido por ser religioso, los domingos en Bojacá, las campanas de la iglesia suenan con fuerza, llamando a los fieles a congregarse en su interior. Es el día en que la comunidad se reúne para celebrar la fe, para agradecer y pedir al cielo, para compartir con otros sus alegrías y penas.

Es una tradición arraigada en el pueblo, una manifestación de su devoción y su amor por lo divino. Los bancos de la iglesia se llenan de hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos unidos en una misma oración, los cantos sagrados resuenan en el espacio, envolviendo a los presentes en una atmósfera de paz y recogimiento.

Pero más allá de la religiosidad, las misas de Bojacá son un reflejo de su identidad, de su historia, de su esencia, son una muestra de su espíritu comunitario, de su compromiso con la solidaridad y el bienestar de todos. En ellas se teje lazos de hermandad, se comparten los triunfos y las adversidades, se fortalece la esperanza y la confianza.

Quienes visitan Bojacá los fines de semana, no solo vienen a admirar su belleza natural o a disfrutar de sus actividades recreativas, sino también a ser parte de su espiritualidad, de su fe, de su manera de entender el mundo. Es una experiencia que no se puede comparar, que deja una huella profunda en el corazón de quienes la viven.

Bojacá, un pueblo religioso, sí, pero sobre todo, un pueblo de gente noble, de alma generosa, de corazón abierto. Un lugar donde la fe es la base de la vida, donde la solidaridad es el valor supremo, donde el amor es la fuerza que lo mueve todo. Un pueblo que, aunque pequeño, guarda un gran tesoro en su interior.





domingo, 19 de marzo de 2023

Bojacá, entre la nostalgia y la fantasía

La nostalgia en Bojacá es una experiencia que no se puede describir con palabras. Es una sensación que solo se puede entender verdaderamente al visitar el pueblo y sumergirse en su belleza y encanto histórico. A medida que caminas por las calles empedradas y observas las casas antiguas, es fácil imaginar cómo era la vida en Bojacá en siglos pasados. El aire tranquilo y sereno que se respira en el pueblo es un recordatorio de la forma en que las cosas solían ser antes de la tecnología y el mundo moderno.


Parque Mandarina 19/03/2023

Parque Mandarina 19/03/2023





miércoles, 15 de marzo de 2023

Piedras del chivo negro

Bojacá, un pequeño municipio ubicado en el departamento de Cundinamarca, alberga un lugar sagrado y místico que ha atraído la atención de turistas y curiosos durante años: las piedras del chivo negro. Este lugar es considerado un sitio arqueológico precolombino y una de las maravillas naturales del departamento, gracias a su belleza y significado histórico.

 Las piedras del chivo negro están ubicadas en la vereda El Triunfo, a unos pocos kilómetros del centro del municipio. Este sitio sagrado es un conjunto de enormes rocas de granito que tienen formas extrañas, algunas parecidas a animales o figuras humanas. La leyenda cuenta que estas rocas fueron creadas por la mano de un dios indígena, quien las dejó allí como un mensaje a sus seguidores.






 La importancia histórica y cultural de este lugar es incuestionable. Según los arqueólogos, las piedras del chivo negro fueron utilizadas por los muiscas, una civilización precolombina que habitó la región durante siglos, como un centro ceremonial y de rituales sagrados. De hecho, algunos estudios sugieren que estas rocas tienen un alineamiento astronómico que se utilizaba para determinar las fechas importantes del calendario muiscas.




 Además, se dice que los muiscas consideraban estas rocas como un portal hacia el mundo espiritual, y que allí se realizaban ritos de fertilidad y de agradecimiento a los dioses por los frutos de la tierra. Hoy en día, las piedras del chivo negro siguen siendo un lugar de peregrinación para muchas personas, que buscan conectarse con la historia y la energía mística que emana de este lugar.




 Si visitas Bojacá, no puedes perderte la oportunidad de conocer las piedras del chivo negro. Aunque la entrada es gratuita, es importante respetar el lugar y no dañar las rocas ni el entorno natural que las rodea. Además, es recomendable ir acompañado de un guía turístico o un experto en la historia de la región, para que puedas conocer más a fondo la importancia cultural y espiritual de este sitio sagrado.

 En conclusión, las piedras del chivo negro en Bojacá, Cundinamarca, son un lugar lleno de historia, misterio y energía mística que vale la pena conocer. Su belleza natural y su importancia cultural la hacen un destino turístico ideal para aquellos que buscan explorar la riqueza histórica y espiritual de Colombia.





martes, 14 de marzo de 2023

Esta es Bojacá

Significa «cercado morado», según Acosta Ortegón. Miguel Triana   quien dice que Moxacá engendra el actual nombre de Bojacá, que deriva de boxio, «morado» y ca, «cercado», o sea «cercado morado».

Fundada en 1573. Tiene una histórica tradición religiosa que ha convertido su templo y la imagen de su Virgen en un sitio de peregrinación. Hace parte del Área Metropolitana de Bogotá según el censo del DANE en 2005Ha sido reconocida como capital cultural, religiosa e histórica de Cundinamarca, sobre todo con el género musical del bambucotuvo una gran importancia económica, social y religiosa. Las inscripciones halladas en las piedras denominadas de Chivo Negro, muy cerca del área urbana, tienen un especial interés arqueológico; allí se puede observar una variedad de signos trazados en ocre o alguna resina vegetal desconocida actualmente. 
Se presume que el poblado colonial fue fundada por Gonzalo Jiménez de Quesada en 1537. Posteriormente este territorio fue repartido en tres encomiendas: Bobacé, Bojacá y Cubiasuca. En 1602 estas encomiendas son unidas por auto de Real Audiencia de Santafé de Bogotá; para tal efecto fue comisionado el oidor Luis Enríquez. El primer curato de Bojacá fue de los dominicos, habiendo sido su doctrinero fray Francisco Atúnez; en 1645 los permutaron por el de Cáqueza con los agustinos.



El 11 de agosto de 
1629 se libró un despacho por el cual se mandó hacer la iglesia para el pueblo, construida en piedra y tapia cubierta de teja. La iglesia fue construida por Hernando de Mayorga. Todavía conserva sus rasgos originales, sus altares fueron tallados en madera dorada en el siglo xviii.
En 1739 el español José Pérez trajo de Granada, España, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores, Virgen de las Angustias o Nuestra Señora del Tránsito, que instaló en el oratorio de su hacienda "Cortés". Al morir el 23 de junio de 1757, siendo cura fray Luis Acuña, la imagen fue trasladada a la iglesia y con el nombre de Nuestra Señora de la Salud de Bojacá, y la entronizaron en el altar mayor.



En 
1776 se ordenó la extinción del pueblo de indios de Zipacón y su agregación a Bojacá. El 18 de diciembre de 1778 llegó de visita el fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón a tomar relación de los indios, el padrón dio un total de 881 indios y 199 españoles o vecinos.
Días después de la conspiración septembrinaSimón Bolívar buscó reposo en la hacienda de Cortés, a pocas cuadras de la plaza, que le ofreciera don León Umaña. Allí permaneció unos veinte días, durante los cuales expidió quince decretos de trascendencia. Además escribió varias e importantes cartas políticas, en algunas de las cuales condenaba abiertamente al general Santander y criticaba la situación de la Gran Colombia, casi todas dirigidas al general Rafael Urdaneta.



Entre los célebres curas de Bojacá figuran Diego Francisco Padilla, de alguna cultura, párroco durante más de veinte años hasta su muerte allí el 9 de abril de 1829 y fray José María Salavarrieta, hermano de 
Policarpa Salavarrieta; era ecónomo en 1833, quien por entonces fue acusado de actuar en política, luego fue ascendido a Párroco, cargo que ejerció hasta 1865.


Junto a la Casa Cural está el viejo convento agustino, en el que hubo seminario teologal y noviciado, cuyas instalaciones están a continuación de una nueva edificación. En el segundo piso está el Museo Colonial, fundado en 1948 por el provincial fray Cándido Barja Fernández.

La magia de Bojacá

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